Eligir un buen teléfono

Si te complican las especificaciones técnicas, acá te dejamos algunos los elementos cruciales y cómo distinguirlos de los superficiales.

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En la mayoría de terminales con Android, podremos guardar los datos en dos sitios: almacenamiento interno y tarjetas microSD. Aunque es común referirse a ambos como “memoria” es importante no confundirlo con la memoria RAM. Es un pequeño chip que equivale al disco duro tradicional en los ordenadores.

Se mide en Gigabytes (GB) y básicamente nos dice cuántas aplicaciones, fotografías y vídeos podemos tener a la vez. Es importante que el almacenamiento interno sea una cifra holgada. Aunque podamos aprovechar la tarjeta microSD, lo cierto es que no todas las aplicaciones nos van a permitir sacarle provecho y utilizarán exclusivamente el chip principal.

En el caso de la memoria RAM se trata de la memoria que el teléfono utiliza mientras está en funcionamiento. Cuanto más tengamos más aplicaciones podremos tener funcionando a la vez sin que el teléfono vaya lento y podremos cambiar de app rápidamente y con fluidez.

También se mide en Gigabytes (GB), aunque el total es muy inferior al del almacenamiento interno porque solo necesitamos una porción y son chips mucho más rápidos y caros. Es un componente crítico a largo plazo y si pensamos aprovechar el terminal durante muchos años, cuanta más podamos permitirnos mejor.

El cerebro principal de la máquina. Hay muchos modelos y marcas y es más que posible quedarse confundido, sinceramente. Los principales son la gama “A” de Apple, los Snapdragon de Qualcomm, Exynos de Samsung y Kirin de Huawei. Están separados en número de núcleos, aunque las configuraciones son diversas y es común que haya procesadores con ocho núcleos mucho peores que algunos con cuatro núcleos.

Como son tantos modelos, es difícil dar una recomendación básica. En los iPhone, los procesadores con un mayor número son más potentes y modernos. En Snapdragon, la gama “400” representa la gama baja, la “600” la gama alta, y la “800” es la gama alta, aunque aquí hay truco: hay que intentar evitar los procesadores de años pasados (un Snapdragon 636 es más moderno y preferible a un Snapdragon 810). Lo mismo ocurre en Kirin y Exynos, con numeración progresiva.

La Bbateria, uno de los puntos más cruciales. Tenemos que tener en cuenta no solo el total de energía que se puede almacenar (medida en miliamperios hora: mAh) sino también funciones como la carga rápida que nos sacará de muchos apuros pudiendo recargar la batería en mucho menos tiempo.

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